A. Martinez

Amante, amado, feliz.

 

Tu risa me desnuda la mirada
del cansancio, del polvo fino
en que se desintegran las horas.

Entro en tu voz, para pescar los besos
rosados que se vuelan de tu boca,
cuando sin pronunciarlo, anuncias que me amas.

Esa mirada transparente de tus ojos,
radiografía mi corazón,
y aunque allí ves el jardín
donde florecen los \"te amo\",
mi voz les libera lanzándolos al viento,
frente a tu pecho dulce,
cuna de apetecibles manzanas.

Mis manos que ya saben el camino,
van a posarse en tu cintura y te traen a mí,
borrando la distancia entre los labios,
para con tu olor a poema fresco,
ahuyentar el frio de la ausencia,
para repoblarnos de inteligentes caricias.

Te deslizas en mis abrazos como música,
y tu canción sencillamente profunda,
se instala en el costillar del tiempo.

Allí, en tus aguas placidas y fértiles me escondo,
de ellas siempre emerjo curado, libre, lúcido,
en ellas siempre me quedo, amante, amado, feliz.



Eduardo A. Bnello Martíez Copyright 2016