Decidí disociar el daño,
dislocar el día de dos en dos.
Darlo todo para no empezar con berrinches
ni reacciones que duelen.
No llorar más en los ojos,
menos lamentos y medias dulzuras.
¡Dámelo todo diantres!:
Besos con choque de dientes
y radiantes sonrisas.
Dímelo a veces, ¿dudas?
Ni llorar, ni tomar, ni dudar.
Ni durar, ni todar, ni llomar.
Marcho a cada rato, en silencio, de un lado a otro sin domar
dilemas...
¡y qué! plum, cataplasmas de duraznos y zan, se acabó.
Duele, duerme a los días.
Desea, lanza dardos venenosos al propio centro.
Damascos, se dan y no duran, se donan y no hacen drama.
Adios, me acabé, me harté hasta de los números,
Diego, son adornos...