Viviendo la negrura de su ausencia
recuerdo el gran fulgor de su presencia.
El trino del canario está silente
añora su sonrisa reluciente;
el alba, con su rayo transparente,
muy triste se aparece por oriente.
Fenecen los rosales con tristeza
perdidos entre cardos y maleza.
Ausente su pasión y dulce esencia
exhalo mi suspiro vehemente
sufriendo su recuerdo con crudeza.
¿Amor es solamente la belleza
que cruza nuestro espacio de repente
y luego va perdiendo incandescencia?
¿Acaso la ternura y la pureza
es cosa del poeta y su nobleza?
¿Debemos aceptar calladamente
que un sueño primoroso y refulgente,
es solo la ilusión que lentamente
se muere, cual del río su corriente?
¡Y deja en nuestras almas la dolencia
que lleva al desespero y la demencia!
Autor: Aníbal Rodríguez.