Linda estrellita, de mi extenso cielo,
tu luz apagaste, llegando el alba;
de Dios recibiré eterno consuelo,
que calme dolor profundo de mi alma.
Alzaste vuelo, ¡niña encantadora!
llevándote tus sonrisas, hermosas;
Dios en sus brazos te recibió ahora,
dejando vidas con almas llorosas.
De ti quedará, recuerdo divino,
cuando naciste, bello lucerito;
fue seis de octubre, que a mis brazos vino,
Envuelta en ternura, como angelito,
Pero vivir…morir, es el destino,
¡Oh Señor, cuida su corazoncito!