Yo destruiré cada derrumbe de tu opacidad.
Proclamando la antigua herrumbre que suscita
un tesoro revertido en pertenencia de guerrero deshabitado.
Alma opuesta, contraria, celosía de los miembros
cuya gloria es contrastada por los gusanos, insectos
maravillados de tu procacidad. Y en este círculo intenso,
demostrarás tu capacidad de enarbolar propietarios
desde pies a cabeza, perdularios e insolventes, oh, tú,
maestra del tránsito inicuo, voraz matemática
del sínodo incesante. Cómo trituras mi cuerpo,
con tu esencia dispersa llena de llanto y salitre inmaterial.
Cómo enardeces la pira inmensa de tu crepitación desasida.
Y buscas la voz de un cuerpo que hunde sus tamaños
en lo alto de las sierras.
Yo incrementaré el tallo de tu vestigio, cándida voz
delimitada por asteriscos y cremaciones sin peso.
Yo lo incrementaré...portando el hacha inigualable.
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