Un día despertaré
a la trinidad de la memoria
desistiendo a los silencios
desterrando a la impostora.
Rasgaré la nostalgia
me vestiré íntegramente
de besos que tengan magia
que puedan hacer historia.
Pondré en remojo con salvia
las ilusiones, el tiempo
los mordiscos, las miradas
para hidratarlos de nuevo
para que no se descoloren
ni se me mueran de viejos,
volveré a encender las brasas
a iluminar la montaña
para seducirte entre sueños
acariciarte con versos
y encarnarme en tus mañanas.