Ayer te vi, ni la noche pudo esconder tu pesadilla,
Recordé nuestro primer encuentro aquella tarde de verano,
Tú, como siempre peleando con la vida e inconformándote con tu suerte, deseando un paraíso sin disfrutar el cielo azul.
Te recuerdo recostada sobre tus frustraciones y con tus ojos llenos de lágrimas, agradeciendo a quien sabe quién, este encuentro nuestro. Estabas tratando de llamarle felicidad a esa noche estrellada, que te costó trabajo reconocer como feliz.
Parecías una flor, bella, esbelta y con mucha lozanía. Darte un beso parecía mancillar la naturaleza de tu hermosura, sin embargo pasé de tus labios a ese corazón desesperado y penetre muy dentro, arrancándole gemidos a la luna que nos miraba.
Me pediste con ruegos que te mostrara la felicidad, que te llevara donde nacen mis arcoíris, imaginaste mis poemas como pequeños duendes fabricando felicidades, trasplantando alegrías y pintando la tardes grises, como bellos amaneceres.
Nunca supe como nuestro sueño se convirtió en pesadilla, cómo pasaste de la primavera al invierno ruso y menos averigüé quien troncho tus pétalos, qué voces seguiste y te hizo perder el camino, iniciado con tanta confusión a mi lado, buscando ser feliz.
Ayer te vi, como árbol seco en medio de un desierto, como leña dispersa, para ser seleccionada. No tienes la lozanía, tu pelo son
Como viejas ramas y tu cuerpo un tronco seco, esperando el hachazo implacable del destino que te dará las respuestas.
LENNOX
EL QUETZAL EN VUELO