Ser afluente de mi mar, ensimismado en tus aguas,
Ardientes y villanas, que cubren largamente las orillas de mi playa,
Como la helada de invierno congelando la maleza,
Bañada de ese frío anesteciante, pero aún ardiente en mis yagas,
Desgarrando toda la carne, destruyendo el sentimiento,
Congelando al corazón, intocable e inamovible,
Maldito y despojado, destruido y acabado,
Renuente a obedecer los mandatos mas sensatos,
Olvidando los recuerdos subyacentes en la mente,
Muriendo suave y constante,
Acaecido en el infierno,
Mis fuerzas han cedido.
Maldición que he vivido.
Y El final que he querido.