¡Migrañas, fuera!
¡Haced al oleaje
como hacéis al dolor de cabeza,
haced impacientarse al capitán!
¡Soltad amarras!
¡Haced, o no hagáis distinción
entre el maltrato y el afecto,
entre el dulzor y el largo escozor
de lo débil que se torna la piel, la reja!
Blanco de saliva baja por el labio,
al límite del odio, o del deseo:
es poca la diferencia.
29/1/20