Sucede que hace algún tiempo
en una noche de esas en las que el reloj se detiene
para contemplarnos en el mas distante silencio decidí ser poeta,
debí entonces elegir un color para mis trazos,
estaba el color negro para escribirle a la muerte,
también estaba el gris para escribirle a aquellos días planos y tenues,
y el azul para escribirle a mis lagrimas de tristeza.
Estos y otros colores que ya no recuerdo estuvieron allí, esa noche, en mis sueños.
Luego de mucho navegar en soledad y silencio por las palabras y las letras
buscando el color que a mis poemas mejor le viniera ,
decidí que el rojo seria quien les daría vida,
rojas deberían ser mis letras
porque roja es mi sangre, la sangre de mi pueblo
sangre que corre por los ríos de Latinoamérica.
Entonces seria poeta, ese seria mi futuro,
estudie algo de matemáticas para sumar los versos,
algo de anatomía para entender de que están hechas las palabras
y algo de arquitectura para ordenar mis ideas
para poder con estas tratar de formar un poema.