Matias 01

DUELO

El silencio

danza con cada sombra

y pulveriza los ojos en cada paso.

La ausencia baila su amenaza 

en el cansancio

de la espera.

Se caen los ojos de sus cuevas,

como hojas muertas de sus ramas

regando el camino

que ya no tiene regreso;

El cielo oscuro se aleja,

la luna se hace transparente

y llega la aurora

amortajada de plegarias

y de pájaros en pena;

Se siente el frío junto a su humedad,

erizados en el preludio

de las horas más profundas;

Se sienten las olas embravecidas

sobre los ojos,

el dolor sobre la carne, al vagabundo

con sus flores en la mano

y un murmuro que revienta

a los oídos;

Se sienten los abrazos

como serpientes martirizadas

apretando la distancia.

 

Esta escrito que la muerte

nos llegará un día;

El viento feroz nada puede, 

el amor y la ternura nada pueden;

Las gotas del tiempo

resbalan, lo mismo que la carne

hasta el hocico de la noche

y nada pueden;

Las plegarias se multiplican

con sus alas de dolor,

surcan veloz el aire hasta el ronquido

del señor

¡Y nada pueden!

Solo nos queda esperar

y seguir muriendo.