No es amor
lo que
me habita,
es impulso
sensual
por tu ternura
y
etérea
tempestad
por tu mirada,
es poder
recorrer
tu geografía
en el puro
desgarro
de las manos,
es rozar
los abismos
de las horas
sin tener
una red
que nos ampara,
es reír
con la sombra
de mi pena
recostada
indolente
en tu regazo.
es transitar
la carretera
de los días
subida
al motor
de tu confianza.