EL PUEBLO.
Me iré al pueblo en un viaje sin retorno
y allí me quedaré para siempre
hasta ver mis pasos
diluirse en las campanas de la iglesia.
Sentaré mis ansias en el parque
bajo aquel roble milenario
de donde nunca debieron partir.
Voy a volver por el camino de mis sueños,
recogiendo del suelo uno a unos mis errores
por si me tocara aprender
lo que siempre ignoraba,
que la vida es una escuela
de la que no hay graduación.