Me entrego a tí, absolutamente,
no espero reciprocidad de tu parte,
no la necesito al saber que soy tuyo.
No eres mía por azares del destino,
y no se lo reclamo porque ya me dió bastante,
y es que con solo encontrarte conocí la dicha.
Te soy fiel como ninguno, ¿por qué? no lo sé,
será que no encontraré mirada más dulce
ni sonrisa más tierna en alguien que sea terrenal.
No llegue a probar las mieles de tus besos,
ni la candidez de tus manos en tu abrazo,
pero te siento mía, nadie te pensó y veneró como yo.
No encontré fragancia más exitante a la de tu cabello,
y ningún durazno será tan terso como tu piel,
pero fuiste para mí un sueño hecho mujer.
Tus ojos me transportan al oasis de mi cielo,
y alimentan la voracidad de mi alma,
y es que fuiste Edén en los purgatorios de mi vida.
Encerraste mis sentimientos más oscuros,
y liberaste emociones que ya había olvidado,
y eso Princesa... te lo agradeceré toda la vida.