Dicen que los grandes amores se viven a centímetros, que el primer beso por la mañana sacia la hambruna de la pasión encuartelada entre los cuerpos.
Dicen que los amores reales deberían verse a través de las ventanas, caminando a media noche, bailando entre la lluvia, cantando por las calles a Sinatra o Elvis. Dicen que las grandes historias se escriben en los diarios de cada semana, con citas románticas, intentos de conquista, amores a la antigüa. Amantes cercanos, que apenas recorren unos kilómetros al querer declararse, pero ¿Qué pasa con los otros?
Los amores de distintas tierras, amores echados a la suerte, coincidencias sin explicación, amores a miles de kilómetros, de cuerpos que abrazan distancias acortando los días para volver. ¿Quienes nos escriben a nosotros? Los que visitamos aeropuertos en espera de un beso, los que inventamos mil planes en llamadas hasta la madrugada, los que estando juntos nos extrañamos porque los días no son suficientes.
Dicen que los grandes amores son los que ves caminando juntos en el mismo lugar, yo digo que los amores verdaderos suceden sin que se tengan que contar.