Si describo su frágil estructura,
me parece por Fidias cincelada,
pues su forma se encuentra diseñada
con el arte de espléndida escultura.
Cada trazo contiene la frescura
de suprema y divina pincelada,
que posee el laurel de la grandeza
con el halo soberbio de belleza.
Se mezclaron sus dones de Afrodita
con los dones sublimes de María:
De sus labios desprende la ambrosía,
y de su alma bondad de bethlemita.
Con sus ojos alumbra paz bendita,
más su cuerpo la gloria me daría;
por su flama que fluye desbordada
cual encaje de santa apasionada.
Imposible sería no adorarla
si parece la dulce Mona Lisa,
con el rayo sensual de su sonrisa
solo invita a soñar y venerarla.
Yo podría tan solo compararla
con el aura de antigua pitonisa,
que seduce de forma alucinante
con misterio que flota en su semblante.
La modelo perfecta hubiera sido,
de Ticiano, también de Juan de Juanes;
pues posee de un ángel ademanes,
y de ninfa, su encanto colorido.
Es por eso que siento haber nacido
con la suerte que tienen los sultanes;
de encontrar a la Gran Venus de Urbino
y gozar el placer de lo divino.
Autor: Aníbal Rodríguez.