Yo te recorría
de la frente a
la punta de los besos
libre y rápido
me aferraba
a la confidencialidad
de tus abrazos
de las palabras breves
de los silencios largos
Desde tus ojos
me llamaban
rincones rasgados
las luces apagadas
de los portales
Ahora los recuerdos
se me pegan
a la camisa
como el calor
a los cristales
y con pequeña voz
casi inaudible
pronuncio la parte
mía de tu nombre
Sé que no escuchas
pero igual
la oración que construyo
queda extendida en el aire
Eduardo A. Bello Martinez
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