I.
Últimamente cuando nos da
clases de lenguaje mi profesora favorita,
la señorita Tati, oficialmente Tatiana María de Flores,
viste esas sus minifaldas negras ceñidas a su rico culo
prieto vuelto más abundante con sus zapatos de tacón
¡y cómo brincan abundantes sus dorados senos!
Y, al brincar, cómo sobresalen
de su blusita roja la del lunes, rosada la del martes
y, mi favorita, la blanca del miércoles...
Y cuando se pone sus lentes negros pasión siento
por devorar su piel dorada, sus anchas piernas,
sus gruesos labios y sus palabras mojaditas...
¡Ay! Me pregunto señorita Tati, ¿qué curiosidad tiene?
¡Ah, sexi profesora, ¿qué fuego quiere que le apague?!
II.
«Vaya chicos, abran sus libros a la página número 35.
¿Ven el ejercicio número 6 en medio de la página?
¡Toñito ¿no escucha? ¿qué cree que hace?
¿Con que hablando
cuando yo hablo y distrayendome
a la clase, verdad?! Cállese y quédese
después de clase en mi oficina. Le enseñaré
otra lección por malcriado oiga».
Todos mis compañeros se ríen de mí
y mi señorita Tati sigue su lección...
«Bueno, entonces, como dice en las instrucciones
del ejercicio 6 necesitan conjugar sus verbos
favoritos en el pretérito. Les voy a dar unos ejemplos.
Mis verbos favoritos del pretérito son: calenté, mojé,
apreté, trepé, amarré, salté y llené. Ahora les toca a ustedes.
¡Adelante y no se copien rejodidos!
Tienen cinco minutos para presentarlo a la clase».
III.
La mera verdad es que interrumpí la clase de mi diosa, mi ángel,
mi señorita Tati porque quería quedarme a solas con ella...
¡Hace tiempo que llevo esperando este momento!
Anoche, por ejemplo, me la toqué pensando en ella...
imaginando sus gruesas piernas alrededor de mi boca...
Mi verga surcando arriba y abajo su majestuoso culo prieto...
Mis manos amasando ese su jugoso culo dorado...
¡Ah, qué rica mamacita!
Y, de repente, abren la puerta...
¡Ah, brincando entran sus doradas tetas y ese culito...
y no me pude contener...! Se me abrieron
los ojos y mi boca voluntariamente. Jamás había
estado así de cerca de mi señorita Tati y de su culo glorioso,
vivo y picudo… Ese su culo sutilmente cubierto
por su minifalda negra socadita de uniforme.
IV.
Fue entonces que me despertó
mi Señorita Tati con su voz baja, airosa:
«Bueno Toñito ¿Y qué le pasa a usted?
¿Por qué me distrajo a la clase? …
¡Ay, qué sinvergüenza es Toñito!
¡¿Acaso no sabe qué es el respeto
a sus mayores?!
Especialmente — me dijo y se puso
las manos en la cintura— ¿a sus profesores?»
No le pude responder nada.
«¡Ay, qué baboso! ¿Ahora le comieron
la lengua los ratones? ¡Conteste cuando le hablan!»
¡Ay, no por favor señorita Tati, no me pegue!
Mmm, ay no, mi Señorita Tati: ¡No, no, no, mmm... qué rico!
(En vez de dolerme, me gustó la reglada).
«¿Y esa mirada pícara? ¡Bichito mocoso cierre su boca!
¡Dios mío, jajajá, este bicho está babeando, jajajá!»
¿Se está riendo de mí mi Diosa, mi señorita Tati?
Ya no puedo más… Me lleno de valor y le digo: «¡Babeando
estoy mamacita por sus piernas, su cuquita y su culito rico!»
V.
Inmediatamente brinca sorprendida, bota la regla
y se lleva sus hermosas manos a su boca.
No la culpo, verdad, tampoco yo lo puedo creer:
¡Me le declaré a mí amante, a mi Diosa, a mi señorita Tati!
Contrario a lo que esperaba, mi señorita Tati
sonríe malévola, satisfecha y se me acerca más.
Tan cerca que huelo su perfume
de rosas blancas mezclado con su sudor.
¡Ay, qué rico su olor! ¡Su vapor! ¡Su ardiente aliento!
Entonces se para enfrente de mí me agarra
los hombros y después me toca el pecho. Al llegar
a mi corazón me dice: «¡Toñito, Toñito, rejodido
Toñito malía Toñito yo estoy casada!
¡Aunque quisiera pisarlo soy mayor que usted
por quince años! ¿Ah, qué hace Toñito? Aunque sé
que estoy rebuena ¡no quiero perder mi trabajo
por un mocoso! Mi trabajo me encanta...
¡Ay, Toñito me encanta mi trabajo! ¿sabe por qué?»
VI.
No le contesto, pues sus maravillosos labios
y musical voz me tienen hipnotizado.
«Bueno le confieso que me excita exhibirme
deliciosa ante mocosos como usted. Me excita
que me adoren como una Diosa, que me besen
el culo y mis pies... ¡Ay, me mojo tanto y mi marido no da abasto!
Mmm... Entonces perrito mocoso, ¿Te gusto va?
¿Te gustan más mis hermosas tetas o mi culo de Diosa?
Ah sí, ya lo recuerdo... ¡Sos un viciosillo por mi culo!
¿Lo querés tocar? ¿Lo querés ver? ¿Me lo querés oler verdad?»
Ya me tiene acorralado... ¡Y no puedo respirar!
Se vuelve hacia atrás un instante y se asegura que la puerta
se encuentra cerrada... Entonces me agarra la cara
¡y se la mete entre sus tetas! ¡Qué suaves y resistentes son!
Se resbalan abundantes ante mi nariz... ¡Pero yo estoy
amasando su culo grandioso mientras arremeto
mi boca y mi lengua entre sus tetas! ¡Hay tetas, tetas, tetas!
¡Pero qué culo, culo, culo! ¡Ay, culo, culo, culo rico, rico culo!
«¡Dios es bueno!» alcanzo a reflexionar mientras batallo para respirar...
VII.
«¡Ay no, pobrecito el niño! ¡Estás babeando
como un chuchito Toñito! Dejáme limpiarte...»
Y me soba el bultito en mis pantalones.
«Veamos qué tenemos aquí... ¡Una verguita! Jajajá
Una verguita insignificante para mi culo generoso...
A ver: ¿Planeás meterme esta mierdita en mi raja?»
Cuando no le contesto mi Diosa, mi señorita Tati sonríe
entonces y se acuesta en su escritorio exhibiéndose toda...
Despliega sus anchas piernas y me enseña su raja hedionda y peludita...
¡Ah, puedo oler su sudor desde aquí! ¡Qué puta es mi Señorita Tati!
«¡Calláte Toñito mocoso, culo cagado, acercáte y probá a tu Diosa!»
Me le acerco, agarra mi mano y juego tímidamente con su raja carnosa...
«¡Ah, mi Señorita Tati su raja húmeda huele a meados, sudor y perfume!»
Después de chuparme el dedo agarra mi cabeza y me hace lenguetearla primero
por no sé cuánto tiempo y luego me agarra mi verga con todo, me la chupa
y unos minutos después se la mete en su suave, carnoso y húmedo horno...
Mientras se menea gloriosa debajo de mí... mi Diosa, mi ángel, mi Señorita Tati
amaso y golpeo sus tetas hasta que no puedo más y me estremezco…