MUNDO TRISTE
Recuerdo el golpeteo de las campanas por la misa de las ocho.
Era de tarde y aún mi madre no regresaba del supermercado.
El tic-toc del reloj me ponía los nervios a mil.
Todo esto se juntaba con la resonante lluvia de abril.
Recibí un mensaje de mi no-novio,
era un video de sus brazos ensangrentados .
Suspiré por el cansancio y fui a comer un pan con paté.
Luego, la luna, mi mejor amiga, me susurró que se estaba tratando de alcoholizar para caer inconciente.
Aturdida, le grité:
¿E S Q U E A C A S O T O D O S N O S L I M I T A M O S A E S T O?
¡A una vida de penumbras y esperanzas lejanas...!