Con setenta años cumplidos
de pasión le dio gangrena,
pues se encontró una morena
que alborotó sus sentidos.
Sus vigores ya perdidos
renacieron cual verbena,
y cumplían la faena
por las viagras encendidos.
Tenía porte elegante
con magnífica oratoria
y mirada pizpireta.
Y se volvió gran amante,
que de amor dejó su historia
como \"Romeo y Suprieta\"
Autor: Aníbal Rodríguez.