No son flores, son fusiles,
los jardines solitarios,
y las balas son verdes,
mueren los libros,
las manos vestidas de negro,
no son flores, son balas.
Los niños sin rostros,
las botas nos persiguen,
que se callen, que no griten,
estudiantes terroristas,
no son flores, son fusiles,
y las voces se marchitan.
Los campos ya son verdes,
boinas, estrellas y soles,
un libro abandonado,
todos corren y llega el silencio,
la paz de los muertos,
sin nadie en la calle,
son fusiles,
no son flores.