A. Martinez

Matematizando.

Mis manos recorriendo
la circunferencialidad
de tu cintura
comprobando ángulos
redondeando
el número pi
mientras en mi pecho
se acomodaban
en fórmulas exactas
senos y cosenos
abajo
(que se confundía con arriba)
tangentes y cotangentes
se paralelizaban
catapultándose
entre espacios
que compartían
sus fronteras
sus límites
infinitesimales
sus números pares
sus sumas impares
en una suerte
de trigonometría esférica
de geometría carteciana
que hubiese enloquecido
al mismísimo Descartes