Alberto Escobar

Que no venga...

 

 

 

 

 

 


Te llaman porvenir
porque no vienes
nunca.
Eres cual rosa del rosal
una llaga que del roce
se hace hermosa, tierna,
decorosa, que no goza
sino haciendo llorar.
Te llaman porvenir
porque nunca vienes,
porque la estela
que delante de tus pasos
se planta no es estela
que valer pueda.
Quiero de ti tu incertidumbre,
tu no saber que pasará,
que cada guijarro, cada mota
de polvo del camino sea invisible,
sea viento que de mudo sea lento,
invierno que de su copo no sabe.
Te llaman porvenir...
Que no venga, presente
que llena la sanguijuela,
que bebe la hiedra,
que de sangre suspira
a cada golpe de suela,
a cada paso, a cada celda
que se pliega al descanso
que tras el sauce espera.
Que no quiero verlo,
que no venga con sus clamores
y sus trompetas
a atizar el fuego que el fuego deja.
Que yo me basto y me sobro
en el instante de cada letra
que de mi boca brota
para dotar al aire de derrota,
de sal y de reserva.
Te llaman porvenir,
mas por favor, no vengas.