Hector pierde la partida
que empezó una rubia caliente.
Los aqueos se emborrachan.
La lluvia radioactiva mata pescadores,
allá en otros mares.
Tienes miedo a morir
en pecado mortal.
El fin del mundo está próximo,
dice San Malaquias.
Ángel de la guarda,
dulce compañía,
no me desampares
ni de noche ni de día.
Los marines se emborrachan.
Cantan con las mujeres de los bares;
hasta que las vecinas arrojan
el agua sucia por las ventanas.
Los aqueos gritan, maldicen,
como tú la inyección de cada día.
Crujen los colchones.
Unos dientes sin boca tocad,
los vampiros están aquí.
Ángel de la guarda,
dulce compañía,
no me desampares
ni de noche ni de día.
Das gracias por la leche en polvo;
y los libritos alquilados
de Marcial Lafuente Estefanía.
Siempre ganan los buenos.
Quisieras ser Tom Sawyer;
viajar por el Mississippi,
besar a Becky Thatcher.
Si me desamparas,
yo me moriría.