Aquí tendido sobre tu estela,
observo al mundo en su sismo,
ondula como una mano subterránea,
en un mar de cosas secas.
Las semillas de tu voz,
las vocales doradas,
esparcen cantos, rimas, acuarelas
en un lienzo sin tela ni piel.
¡Arráncale el grito al amanecer!
haz las sombras hablar,
que vengan a mí las estatuas
y me indiquen tu camino sin lugar.
LRL
6-2-2020