Una imagen ataviada
de raíces africanas,
traje largo, pelo negro
pecho ancho y muy tierno.
Con la suavidad de la seda
que invita a explorar
esos volcanes furiosos
a punto de explotar.
Caderas danzarinas
con un insinuante andar
como paso de gacela,
recelosa al caminar.
Te vas perdiendo lejana
al llegar la luna ardiente
vuelta a mirar la senda
que vas tejiendo imprudente
La llamarada de tus ojos
como crisoles fundentes
con ese guiño atrevido,
vas sembrando sin motivo
las esperanzas al opresor
volando las ansías drogadas
de tu cuerpo encantador
si en la noche pareces
el negro deseo invasor.