Cuando mi soledad
no era un estado absoluto
y no se llenaba de silencios
ni se vestía la casa de ausencias
no supe aprovechar la presencia
que se apagaba como una vela
como un susurro al viento
y se nos iba
Ahora mi soledad llena los espacios
que dejó el que se ausentara
de manera permanente
en un viaje sin retorno
ahora que estoy solo
no sé que hacer
con mi presencia.