Madre, no me esperes
Que de este a otro instante
Tu mantel floreado
En el que me apoyaba
Puede hacerme de mortaja.
Madre, no me esperes
A la hora del pan nuestro de cada día,
Que del tiempo que proso estos versos
Al tiempo del desayuno
Puedo estar ausente de espíritu.
Madre, no me esperes
Para tus palabras de cariño,
Que en tu ocaso,
O en tu alborar
Puede desbordarse
Tu fuente en el que me miraba.
Madre, no me esperes con el asiento libre
Que fue de mi cuerpo,
Que puedes sollozar a mi ausencia.
Madre, no comentes mis versos
A mi par de canciones
Ni al que engendró a las mismas y a mí,
Que pueden sufrir
En mis líneas arcanas.
Madre, no me esperes
Que de este a otro instante
El que estos versos escribió
Puede estar muerto.