El sol se oculta lento por poniente
dibujando una estela luminosa,
un rojizo celaje es el torrente
que provoca esa imagen majestuosa.
Un pelícano vuela soberano
de muy blanco satín es su plumaje,
callado cazador, secreto arcano
guarda de sus ancestros el bagaje.
Estos atardeceres veraniegos,
inspiradores de muchos amores
a orillas de la mar provocan fuegos
y apaciguan del alma, sus dolores.
Cuando llega la noche con blancura,
aparecen instantes memorables
que abren del corazón su cerradura
y lo marcan con huellas entrañables.
Recuerdos imborrables van quedando,
convertidos en clara fantasía
que en la mente se van edificando,
como joya de fina pedrería.
El océano génesis de vida,
un crisol de azulejos opalinos
donde los astros tienen su acogida,
¡Los hombres, solo breves inquilinos!