Sosegado…. Y la vez participe idiota del cruel hastío, Por ser cruel hastiado de mi mismo. Por no tener en mi suelo siquiera escaso titiritar de blasones, Despilfarro barrotes de inextinguibles interdicciones, Inteligibles…. A momentos… El símil diezmado de la sangre trémula Que confiesa el pesar de la carga, De las Horas… Los minutos náufragos… El naufragio del instantero superfluo en ladrillos mojados, De soledad caduca… Un lugar irreverso… Sin pena…. Y luego un toque de irreligiosidad… Me ensombrezco, marchito la luz inútil y me hundo en tu mirada, que serpea… Bifurcando intentos, Centellando Faroles en mi piel encandilada Que nos guía Hasta la muerte. Y el deseo anula toda posibilidad de hacerte mía, Únicamente mía, Para no morir sin conocerme…
Gerardo Villalobos