Y muchos tropezaron con la roca
y murmuraron.
Y hasta maldijeron su existencia
por ser cruel y ser sin alma,
!pero no pensaron!...
Ni siquiera recordaron
que fue pan y que es espada.
Y cuando ella frunce el seño de un enojo
y el sol calienta por completo su destino,
se hastía de su suerte tan injusta
y comienza a derramar llantos de ira
y a asesinar con su hacha vengadora
los pedazos de vida de las gentes.
! Yo no maldigo la roca!
He encontrado entre mi vida y su destino
un camino suavizado y ya sin rocas,
e incluso hasta la flor la añora a veces,
porque siente en su alma tan sensible
un tropiezo de alguien que cayó;
pero la roca aunque es sin alma
a veces siente,
el deseo de tocar la fresca flor
y suavizar su rostro enrojecido.