Puedo sumergirme en el olvido más intenso del ser humano,
en el silencio de un murmullo que grita ser llorado,
por una tristeza que busca soledad,
que se pierde sin dejar huellas por no querer ser encontrada.
Puedo ir a la propia muerte y escucharla en su miedo tenebroso,
frío esperando más silencio, más soledad,
ensimismándose morbosamente
al no saber si es vida o es muerte.
Puedo ir al infinito callado
en busca de algo que parezca vida
y solo hay sombras perdidas,
que buscan un camino de regreso
y se pierden al solo hecho de intentar
escapar de ellas mismas,
y se abrazan y lloran su olvido.
Puedo escapar de mi y quedarme en silencio
al ver mi cuerpo perdido, desesperanzado
al no tener emociones,
Solo tiene un ayer que trata de alcanzar
y llora y grita y gime en su miedo de no ser querido,
de no ser abrazado
y se hunde en su miseria de olvido, soledad y muerte,
Puedo ir donde está Dios y mirarle
y ver su miedo y el mío,
y la esperanza se escapa, se va con el viento
hacia algún lugar perdido en el tiempo,
y me quedo allí mirando
a Dios sin decir palabras,
esperando respuestas que no llegan
y nos quedamos por toda la eternidad
tomados de la mano,
El con su llanto y yo con el mío,
yo con mi miedo y El con su olvido,
juntos en una tristeza que calla
en los cielos y en la tierra,
en una oscuridad profunda
que no es vida que no es muerte,
tal vez solo sean sueños….
Si, sueños que se escapan a ratos
que vienen, van…. y vuelven