Me acostumbre a mirarte diariamente,
vino de la costumbre la ilusión,
tu presencia me alegra el corazón,
enamorado vivo ciertamente.
Buscando contemplarte nuevamente,
del mundo te volviste mi razón,
tu figura me llena de pasión,
que brota de mi pecho contundente.
Llegaste de un lugar, desconocido,
comprendo que fue cosa del destino,
cuando te vi esa tarde me atrapaste.
Tenemos la presencia de Cupido,
eres un alto sano en mi camino,
tan lúcida es mi vida, tu llegaste.