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Soy el león color de la sabana
y la gacela mítica que salta hacia su flecha,
el opulento millonario que juega
a ser dueño del mundo en su caja de cristal
y el mendigo que sestea
en el quicio de la iglesia,
la víctima sumisa y el agresor violento,
la música que hace temblar el árido espacio
y el silencio que tiembla
bajo las notas quebradas,
soy la turbulenta muchedumbre
que aplasta sus pasos en el polvo
y la soledad piadosa de las grutas
donde el agua exuda de las rocas quietas,
soy el pan desmigado a las palomas
y el estiércol que cimenta
los cerrados palomares,
soy la lluvia que arremolina el viento
soy la sequedad insomne del desierto
y soy el claro despertar del día
y su abrupta caída en tenebroso abismo,
la estrella fugaz y la que nunca ha sido,
y el fuego sutil de la arboleda del otoño
y el vasto crepitar de la primavera,
y la estrella polar y el sol
durante un eclipse infinito,
el comienzo del ser en medio de las aguas
y el final de todo
en el devastado horizonte de la muerte.