Mis pies inmóviles
dictaminan su propio celo aprendiz
crean un néctar de singladura difícil
junto a la silla que largamente
no los ve procrear.
Mis pies uñas ligeras
que el combate olvidó en su secuestro,
tornan implacables, las líneas
de acero de su acometida.
Mis pies sujetos al miedo
regresan impetuosos a la tierra:
la golpean con su ruido amortiguado.
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