Si pudiera recordar el primer poema
éste no existiría
por desgracia el olvido me ha ganado
ya como una pesada avalancha
han caído los días sobre cada letra
no sé si fue para una linda jovencita
o para la orquídea en la pared del salón
allá en la escuela melancólica de mi pueblo
donde melancólicos se quedaron los asientos
uno detrás del otro
viendo partir tantos estudiantes
y Gisela llegó para irse dejando a todos
con los corazones desechos.
Entonces
el olvido castigo de la memoria
como un
torrente
remolino
sobre cada intento del recuerdo
para no hacer posible la evocación
de aquel escondido poema
tatuado en la última página del cuaderno.