Siento, pienso, quiero, pero no puedo, no puedo tenerte,
ya no siento quererte, en las noches sin estrellas,
en las mañanas sin canciones,
ya no quiero pero se musita tu nombre.
Al compás de su respiración mis pasos se acercan,
siento, pienso, pero no puedo, no puedo quererte así,
a metros de distancias que separan tu loca mente con la mía,
con canciones que sonaban en tu mente y cantaba mi boca.
De pies a cabeza, resuena la fría sencillez que cargas,
pero quiero, aquel cabal que llamas cuerpo, pero,
siento, pienso, quiero, pero no puedo, no puedo merecerte,
ya es muy tarde llamarte regalo del cielo.
No soporto, no tocar tus manos o acariciar tu cabello,
esos afectos habituales que permitiste, ya no,
ya no se podrán hacer porque,
siento, pienso, pero no puedo, no puedo verte.
Tu respiración aún se ve, pero no conmigo,
recuerdo los días que nuestras miradas se musitaban, pero
siento, quiero, pero no puedo, no puedo y lloro,
lloro, al no verte conmigo y ríes sin pensar en mí.
Ya no quieres ni verme por las angostas calles, y
siento, quiero, pero no puedo, no puedo buscarte,
porque ya acabó el plenilunio donde caminábamos,
y sin darnos cuenta acabamos la historia.
Siento, quiero, pero no puedo, no puedo olvidarte,
aunque tu sonrisa sean mis lágrimas, y tus lágrimas
mi perdición sin solución,
se acaba la poesía sin final y sin tu adiós.