Y qué es el amor sino la entrega del absoluto, la rendición del ser ante la existencia del otro en nuestro mundo. Otro que llega para invadir nuestros sentidos con su aroma. Impregnando su esencia.
Qué es el amor? Es ceder? Es perdonar? Es contemplar? Pues es la suma de todo ello y más. Es la sencillez del todo y la complejidad de un ser amado. El detalle de una caricia, la sinceridad de una mirada, la sensibilidad en un beso. Una canción de primavera, un atardecer a la orilla del mar, una noche silenciosa, el alivio de una brisa de verano, la sonrisa de un niño, la compasión de una madre y la corrección de un amigo. El cuidado de un hermano y el remanso del pasado.
La voz que anima y también que tranquiliza en los pormenores de la vida, en la insolencia de partidas.
Es pasión, es calor, fuego que arde y quema, pero también calma impetuosa que penetra, que sosiega y que doblega.
Es espera sin condena, fuerte, recia y que no cesa.
Esperanza y luz eterna de un alma vulnerable, desnuda, descubierta.