Todavía añoro los días bellos.
Aquellos,
días de rosa que contigo pasé.
Lloré,
porque aún porque aún recuerdo el embeleso
de tu beso
y aún me queda el amargo sabor
del dolor.
Todavia no doy por consumado
lo llorado,
hasta creo que merezco lo sufrido.
Pues he sido,
el ave de los mil nidos
perdidos
y el gorrión de las mil flores.
Son amores
qué hoy todavía añoro
y decoro.