No hago nada
y las cosas siempre pasan.
Nace la flor, sale el sol, llega febrero,
pasa la lluvia, muere el amor.
Vivo sin ti, sin tu rostro, sin tus dedos,
sin tu mirada.
Te tengo aquí a mi lado, temblorosa, y,
tan sólo eso, no pasa nada.
Sufro en silencio cuando veo marchar
tu tierna silueta de luna menguante.
Quedo callado cada que veo sonrientes
tus hermosos ojos,
que reflejan lo plateado del trasnochado astro.
Su luz se filtra cuáles gotas de lluvia
en mi ventana.
Y sin ningún motivo, sin que pase nada,
tan sólo el alma se me desborda,
se rompen los frágiles diques salados
que contienen mis ojos,
y sin ninguna explicación, sin que pase nada,
me pongo a llorar.
©Armando Cano.