Los otoños...
se levantan de la nada,
y vienen a eclipsar
muy despacio... los latidos
desahuciados del silencio,
como rocas se retraen
a su lánguido cortejo...
en la sombra encadenada
desnudada mansamente,
en la periclitada
malvasía...
desoída en su retardada
insatisfacción,
por la lluvia descuidada
en el ayer...
de su pálido tormento.