Vivía con pasión tus embelesos,
el roce de tu piel contra la mía,
tu boca que mi boca estremecía,
y en fuego me abrasaba con tus besos.
De ardiente anhelo estábamos posesos,
tu flor en mi parterre florecía,
cuidándola con mimo noche y día
sin merma, yo te amaba, ni recesos.
Y haciendo de la vida su balance
me invaden tus recuerdos la memoria
y vuelvo a revivir un bello lance.
Mas nuestro amor giró cual una noria,
y de este felicísimo romance
rescoldos solo quedan de su historia.