Llegas a ser como un veneno que no mata.
Sólo tienes de la coral que el alma me ha mordido,
su belleza de colores; y yo no pude percatarme
del ataque inesperado.
Eres veneno que circula velozmente por mi sangre
y llega al alma, porque sólo tienes de la coral
el encanto de sus tonos.
No hay hemólisis, ni edemas, ni dolores.
Hay un aire saturado de sentires y hay latidos
advirtiendo filigranas que antes no advertía.
He sido inoculado y hoy puedo escuchar
y mirar lo que antes eran sólo ruidos y manchones.
No te esperaba en mi vida… y te ignoraba, poesía,
y te encuentro hoy, que me has invadido y ya sin cura.
Me siento envenenado; me has mordido y has dejado
la marca profunda de los siglos, pues tú tienes
en tu esencia lo escondido y vital de las serpientes.
¡Y la única secuela trascendente que ha quedado
es mi cantar en armonía!
De mi libro “De esas letras pendientes”. 2018 ISBN 978-987-763-836-3