El amor es triste...
es triste el amor si está presente
cuando todos se han ido;
al final de la siega
cuando el polvo sepulta
un fruto olvidado...
Y suspira el ocaso,
y las montañas con pudor se cubren
con su manto de luto,
y ya el sol se entregó fatigado
tras vagar obligado
su sendero infinito...
El amor es muy triste,
cuando sientes que llega atrevido
en otoño y no en primavera,
y tus sienes plateadas sugieren
un lejano espejismo,
y tu intuyes muy cerca el abismo
que se acerca a zancadas
cada vez más urgido
de tragarte y llevarte muy lejos,
al hondón del olvido.
El amor es muy triste
cuando aprietan pretéritas redes
y elegimos muy mal un camino,
desandando la urdimbre del tiempo
en recuerdos ignotos,
con sabor a crueldad de un destino
que te norma y te obliga,
y despiertan mil fuerzas dormidas
más la red es tan fuerte
que te impone su sino.
Tan triste y tan triste es amar lo imposible
despertar conociendo que todo es un sueño,
un sueño de niño
llegado a destiempo
cuando el otro niño nacido en otoño
no mira al oriente,
más mira aterrado
do se ocultan soles
y esperanzas mueren...
Y un sabor amargo
su rictus dibuja,
y se escuchan lejos carcajadas huecas...
Estás atrapado -piensas-
cual mísero insecto
en la telaraña de un amor tardío,
tan triste y doliente
que hiere y maltrata y se burla
y te torna maltrecho y frustrado,
sin ansias de vida,
te obceca y te quita
(si existió algún día)
el gozo y la dicha de las almas simples.
...Y te envuelve aleve cruel melancolía,
y sientes que mueres,
esa muerte fría,
y esa angustia terca
propia del que ama cuando es imposible,
amar sin tristeza,
o anhelar la vida.
R. Gruger / 2-6-83