Nuestra miseria paseaba con nosotros. Nos acompañaba fielmente mientras mis perros y yo tirábamos de una carreta trineo subiendo al monte a recoger leña para calentar la casa.
Yo pensaba, a cada pesado paso que daba, girando en la misma dirección mis ideas sobre nuestra vida y destino que los chirriantes radios medio sueltos de las ruedas. Estos saltaban sobre las piedras del sendero, y caían como mi pensamiento:
“No va haber nada en nuestra vida para nosotros”
Una densa niebla llegada del mar nos envolvía, el bosque tenía un aspecto fantasmal centro europeo, el frío húmedo atenazaba nuestra carne ambulante. Los perros se había perdido arrastrando su trineo errante, al quedar yo rezagado . Entre la niebla escuchaba el monótono traqueteo del carro trineo perdido golpeando las piedras.
Dominador, Subordinador, Dominador, Subordinador- grité sus hermosos nombres libertarios, completamente desesperado. Lo hice varias veces inútilmente, porque los animales, obstinados en seguir el camino y en realizar su trabajo, proseguían imperturbablemente trotando sin detenerse. Mi voz solo consiguió agitar el descanso de unos cuervos helados como carámbanos , que elevaron su vuelo graznando contra mí.
Miré a mí alrededor, y aunque no se veía nada, más que una masa confusa de árboles, y a lo lejos, estaba el valle sobre el que me elevaba. EL Uixó se encontraba oculto por la niebla. Ese agujero en forma de gusanera donde había sido construido durante siglos lentamente y varias veces destruido en diferentes guerras: “ mi pueblo”
Alzado sobre su propio lodazal sangriento, al que había incluso dotado de escudo heráldico con una torre y un sol, y que unos chiquillos hacía unos días tiraron a patadas, siendo detenidos por la policía por actos vandálicos. Sentía junto a mí en la niebla, la presencia de mi idiotizado vecindario. Con sus frecuentes noches de cristales rotos en su casas, acompañados de gritos de que la vida era una jungla y una porquería, que no había nada que hacer para arreglar nuestras mundanas insignificantes vidas, más que romper los cristales de los estaban como ellos, o peor que ellos, en dos ocasiones, los míos.
¿ Más idiotas se podían ser?
Encontré a mis perros junto a un grupo de personas perdidas , que al verlos aparecer entre la niebla creían que eran una señal de Dios.
¿ Son suyos? Me preguntó cuando llegué hasta ellos una de aquellas personas cuyo brillo de un medallón de oro del cuello me llamó la atención. Cuando me acerqué entre la densa niebla, comprendí que el brillo manaba de un crucifijo bañado en oro, o en sucedáneo de oro chino, el llamado oro de los pobres.
Si, son míos, ¿ son ustedes peregrinos? Les pregunté viendo que todo el grupo emitía los mismos brillos chinescos de sus cuellos. Era la único que se veía en aquella espesa niebla .-
Casi, más que peregrinos, hermanos, nos definimos como cristianos obreros, aunque las etiquetas ya están pasadas de moda en el siglo XXI amigo. Estamos buscando la ermita de San Antonio para hacer una plegaría por la dignidad del trabajo. Evitamos las grandes iglesias, queremos estar en contacto con la naturaleza. Somos cercanos al papa Francisco y a Pablo Iglesias , ambos predican a favor de la dignidad del obrero y del medioambiente. Rezamos para mejorar las vidas de los seres sufrientes del mundo, y recogemos plásticos del monte después de cada plegaria.
¿ A Podemos y al Papa? P y P , las dos empiezan por P – hice una pregunta y saqué una conclusión, quizás demasiado rápida, siendo más bien una reflexión intima, una sospecha en voz alta a la que ninguno respondió, más insistieron en lo que buscaban.
Hermano, me dijo uno de ellos , buscamos la casa del señor por estos lugares. ¿ la conoces por casualidad? es una pequeña ermita del siglo XIX, aún en pie en Vall d´Uixó, un milagro.
Veis aquella montaña cubierta por la niebla- les indiqué con el dedo. Subir a ella , y buscar allí a Dios. No le preguntéis por mí, no responderá.
Bien hermano- dijo uno de ellos. Me pareció que tenía barba y sujetaba una carpeta con papeles.
Esperad- les dije antes de que se fueran, supongo que mirarían mi rostro, intentando adivinar como sería yo. Yo quise añadir a mi comentario unas palabras para que no comprendieran. No quería que pensaran que era una persona impía, sino un existencialista como Sartre o Camus. De este modo les expliqué:
No tengo esperanzas en Dios, ni tampoco en los que predican en su nombre. Para mí Dios están siempre tras esa niebla, y sus predicadores cayendo sobre nosotros machacándonos. Tampoco creo en los que anuncian la felicidad en la humanidad, ni en los que creen que puede haber alguna solución a nuestro escaso tiempo en este mundo . Tampoco creo en la razón ni en el progreso.
Bien hermano- me dijeron, y empezaron a caminar.
Escuche que decían:
¿ qué le pasa?
Por eso les contesté:
¡Os he señalado el camino de la realidad y desaparecéis en la niebla!
Noté en mi pie la sensación de chafar una hoja que acaba de caer de uno de ellos. La recogí , con esfuerzo por la niebla puede leer:
“Referéndum a los españoles:
¿ qué prefieres república o monarquía?”
Grité nuevamente en la niebla a la nada, no sé si llegaron a escucharlo.
No hay futuro, da igual que pongáis una república democrática, o seguir en una monarquía como la de... o una teocracia Papista como en roma. En el mundo solo ha habido, hay , y habrá… estupidez y degeneración, y esto ocurrirá hasta el día en que todo sea finalmente destruido; cuando no quedando ni una sola piedra en pie de una casa humana , empecemos de nuevo desde las cavernas. Votaré en el referéndum anarquía en España. Anarquía, ¿ me oís? donde en el primer artículo de la nueva anti constitución española ponga:
España se constituye como un estado anti burgués donde:
No hay futuro. Ni derechos. Ni obligaciones.
No estaba terminando de hablar cuando en la niebla parecieron unas inquietantes luces azules de sirenas. Era el patrullero de la guardia civil, deberían estar siguiendo a los cristianos obreros.
Vamos a caminar un poquito en silencio, no mováis ni el rabo o acabáis en la perrera- les dije a mis animales, nos arrastramos en silencio entre la niebla hacia unos matorrales donde nos ocultamos.-
EL siniestro coche paso por nuestro lado muy despacio. Se hizo eterna su presencia, como la de crímenes y represión impunes contra los obreros, los parias, los inmigrantes, los que no son nada, ni nunca se les dejara ser otra cosa: ¡más que nada!
No había que ser adivino para ver el futuro de la mayor parte de la humanidad. En ese rincón se me abrieron las puertas del futuro en mi mente como si un rayo hubiera penetrado en mi cerebro, y no llegó de una visión, sino por el olor. Si en ese momento yo olía el futuro de España. ¡ Qué mal huele el futuro! Da ganas de vomitar. Tuve que poner la mano en la boca y contenerme las arcadas para no ser descubierto. El futuro de la humanidad apestaba basura y miseria. Y cuando más te acercabas a la ciencia, a las universidades, a la justicia, cuando más te alejabas de los oprimidos, peor olía la gente.
Cuando salí de los arbustos, la niebla empezó a desaparecer. Un fuerte olor a futuro y a dinero llegó hasta nosotros. Entre la niebla, a unos trescientos metros se veían quienes emitían ese olor. Eran unas personas de tez muy blanca y vestidos con horribles camisas floreadas. me hacían señales amistosas para que fuera hasta ellos. Dirigí el trineo hacia ellos, el futuro.
Hola amigo- me dijeron cuando llegué hasta a su lado. Chapurreaban castellano con acento inglés. Where is the cuevas San José amigo? Bonitos perros, ser very fuertes.
Los perros enganchados en el trineo les hacían gracia. Comentaban la situación en su idioma entre ellos. aparentemente estaban sorprendidos por ver unos perros de trineo en el mediterráneo. reían, sin duda porque pensarían que serían los perros parte de una atracción turística para esquimales. Pero esos perros , igual que yo , eran fruto del moldeado, de un condicionamiento social de castigo, a base de miseria y exclusión social habíamos sido reducido persona y bestias, compartiendo el mismo destino de matadero y barbarie . Años y años de humillaciones, exclusión , degradación , e imposición de silencio. Tenían ante ellos carne de horca, de presidio, alguien sin futuro. Un personaje dramático conocedor y protagonista en los 10 últimos años de la historia de los más miserables de este pueblo. ¿Pero como explicárselo y para qué, a unas personas que huelen a divisas y que viajan porque les programan viajes para que lo hagan? Aquí nos los traían de Inglaterra, de Francia, de Rusia, de Israel, porque eran dinero, incluso las autoridades, cuando hablaban de ellos, decían que eran estás personas eran más que dinero:
Sin ellos en España no hay nada.
Son el futuro.
Angelillo de Uixó.