Ya surge la nueva edad de oro...
Donde se adoran todas las deidades, todas las vestales, todos sus lamentos...
Ya se alza el sol al medíodía, donde el hombre apenas alcanza
a aposentarse, en lo estéril de su vuelo.
Y un nuevo azar lo enfrenta todo, transformando en cenizas, lo dispuesto...
Porque entre labio y labio, nace su proclama... de dolor pueril, de hambre,
de terrible ardor y su misterio...
de amor, y de espada descreída...
en la estepa desgarrada, desasida de su duelo.