Evito las fotos,
tu letra menuda y
el video de un último cumpleaños
donde tu clara voz
reta a la muerte.
Me escondo
en el afán de los días
para evitar el vacío de tu cuarto;
de un zapato huérfano
debajo de tu cama.
En un intento fugaz
voy camino a tu casa
a decirte mis avatares
pero como un destello
me asalta el recuerdo
de ese domingo de agosto…
…entonces me declaro vencido,
rendido para siempre
en la certeza de tu ausencia
que se pasea
por los zaguanes de mis noches.