¿Recuerdas cuando en silencio me mirabas?
¿El porqué yo siempre te ignoraba? Solo
sé que mi estupidez fue bálsamo entre aguas,
de un maremoto dormido y ya, perdido.
Qué la telaraña que forjó tu espada
rociada por el aroma que arañaba
mi alma, fue surcada en el amor y la
esperanza; la ilusión, y la pasión.
¿Esperas que mi corazón te reclame?
Si no hay vida sin muerte que olvida,
el aroma del amor, y la ilusión;
ven y espera a que sueñe dormida.