Al despertar esta mañana, quise hablar contigo.
Quería decirte; buenos días.
Quería decirte; extraño el calor de tu piel, extraño charlar contigo.
La ironía me detuvo, la ironía me pregunto ¿que haces?
La única razón que la extrañas, la única razón de todo es que ella se fue.
Vives aquí solo, como quedaste. Nadie se tomo la segunda taza de café que sirves, por las mañanas. La rosa de seda que guardas, no tiene dueña.
La verdad es que no quiero creerle todo lo que me dijo. No quiero aceptar que nunca te volveré a ver. Pensar que tu voz es ajena, me lleva al borde de la locura.
He rogado al cielo, tenerte entre mis brazos una vez mas. Besar las curvas de tus labios.
Tan solo quiero decirte, te extraño