Un nuevo mar,
se levanta muy despacio...
en el centro de la duda.
Una nuevo vendaval,
viene a seducir despierto...
los labios descreídos del vacío.
Porque de las sombras
de la tarde...
surge a veces lo inefable.
Aquello que se entretiene
apenas un segundo,
en el árbol
descuidado de la ira...
Un pensamiento puro,
una palabra infame...
y una acción desprovista de lamento,
apenas desvirtúan un mundo hueco...
descolgado mansamente,
en las cárcavas
descuidadas de la nada.